Este verano de 2023 está marcando récords históricos en términos de temperaturas en Cataluña. La falta de lluvias y la sequía han empezado a afectar a diferentes especies que habitan en nuestro ecosistema. Es el caso de las mariposas en las que se ha observado una notable disminución en entornos urbanos según datos del uBMS y el mBMS. Una tendencia atribuida a la carencia de agua y la desecación de la vegetación que necesitan para sobrevivir.
La falta de riego en los parques y jardines urbanos y en las dunas de las playas y herbazales de las zonas naturales de las ciudades ha afectado negativamente a la supervivencia de estos insectos. Además los episodios de calor intenso también impactan en la presencia de mariposas, dado que el exceso de temperatura tiene efectos negativos en la supervivencia y reproducción de estas criaturas. De ahí que algunas especies se desplacen a altitudes más elevadas en busca de la vegetación necesaria abandonando así las zonas urbanas. Las orugas, en particular, son más vulnerables que las mariposas adultas y pueden sufrir una fatal deshidratación.
Más allá del ajuste en la supervivencia y reproducción de sus poblaciones, las mariposas han adoptado cambios significativos en su comportamiento para afrontar estas desafiantes circunstancias. Buscan lugares con más frescura y sombra, evitando los prados expuestos al sol. Además, como mecanismo de termoregulación reducen el vuelo en los días calurosos ajustando sus alas para evitar una radiación solar directa. También modifican sus patrones de movimiento, evitando o reduciendo su presencia en áreas urbanas.
Estas adaptaciones en el comportamiento de las mariposas reflejan su capacidad de aprender y responder a los cambios en el entorno, mostrando la complejidad y resiliencia de las estrategias que desarrollan para preservar su existencia en condiciones cada vez más desafiantes.
No debemos perder de vista que las mariposas son indicadores biológicos, ofreciendo una ventana hacia la salud del ecosistema que habitan. Por tanto, la disminución de su población debido al calor y la sequía también puede ser extrapolada a otros artrópodos, como abejas y escarabajos, e incluso afectar a algunos animales vertebrados.